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Toma de decisiones

A diario nos vemos expuestos a tomar múltiples decisiones de manera constante: desde que nos levantamos hasta que nos acostamos vamos decidiendo una y otra vez entre muchas alternativas,  según nuestras preferencias y así elaboramos nuestro día a día.

Algunas decisiones son banales, carecen de importancia: me pongo un jersey u otro, tomo el café ahora o más tarde… En cambio, hay otras decisiones de peso que implican una reflexión profunda y tienen consecuencias determinantes para nuestro futuro. 

Es habitual que en cierto momento de nuestra vida tengamos dificultad para tomar ese tipo de decisiones, las cuales nos implican renunciar a algo que nos aporta cierto bienestar. A veces, pueden tomarse con menos dificultad porque disponemos de razones de peso, o bien porque los argumentos a favor de la decisión son evidentes. En cambio, en otras ocasiones nos resulta muy complicado decidir una de las opciones y puede ser útil solicitar ayuda profesional para avanzar y seguir adelante. 

- ¿Cómo se trabaja la toma de decisiones en psicología?

Es importante destacar que nadie decidirá por ti. Como protagonistas de su historia, las personas deciden bajo su criterio y la tarea primordial de los profesionales es acompañar a la persona que decide, para que tome la mejor decisión según sus preferencias y las consecuencias que se pueden prever. 

En psicología, disponemos de herramientas útiles para aprender a tomar decisiones. Muchos autores (Nezu, Langer, Hastie…) han elaborado modelos que definen y orientan la toma de decisiones para poder aplicarlo en consulta y entender mejor todo el procedimiento. 





- ¿Cómo tomar las decisiones?

La toma de decisiones es un plan estratégico para decidir entre diversas opciones de actuación. Puede desarmarse en múltiples pasos: 

En primer lugar debemos definir el conflicto y realizar un análisis previo de la situación actual: la demanda puede estar ocasionada por motivaciones externas o internas, que merecen una atención específica y un plan de acción. A la hora de resolver un problema o tomar una decisión, se debe analizar bien antes de actuar y definir los objetivos que se pretenden alcanzar.

Elaboración de conductas optativas: ¿qué opciones tengo para escoger? Aquí entra en acción la creatividad de la persona que debe tomar la decisión: se ponen en marcha estrategias para generar nuevas alternativas de respuesta. Por ejemplo, a través del Brainstorming (lluvia de ideas) la persona hace una recopilación de las múltiples opciones que tiene para elegir sin juzgarlas al momento y siempre acordes con los valores que tiene quien va a tomar la decisión.

Prevención de resultados: nos movilizamos mentalmente en el futuro y nos imaginamos las consecuencias que va a suponer cada alternativa propuesta. Siempre debemos considerar la incertidumbre como un factor arbitrario: nunca podemos anticipar con máxima seguridad lo que va a suceder, pero podemos adelantarnos a las posibilidades e imaginar la probabilidad de cada consecuencia. Predecir los resultados es difícil, pero jugar con los ¿Y si…? es una opción recomendable para establecer un plan de acción más adecuado a nuestras expectativas y contando con los beneficios y perjuicios de cada resultado. 

Y ahora sí, toca elegir. Una vez valoradas todas las posibilidades se decide lo que se va a llevar a cabo. ¿Qué vamos a hacer? Se prepara a la persona para que una vez ha decidido tomar la decisión, la lleve a la práctica. En muchos casos es lo más difícil, ejecutar una decisión no es lo mismo que tomarla y en ocasiones debemos contar con cierto apoyo para desarrollarla sin contratiempos. 


Analizar los resultados. Cuando tomamos una decisión y la llevamos a cabo, es interesante poder valorar las consecuencias que ha tenido. Eso nos ayuda a mejorar de cara al futuro, a ser conscientes de la importancia de nuestros actos y a incrementar el autoconocimiento. Con ese análisis, podemos considerar las reacciones que tenemos y ser consecuentes ante lo elegido. El objetivo de esta última fase no es incrementar la preocupación ni fomentar la rumiación: es aprender más sobre uno mismo y mejorar la capacidad de afrontamiento ante nuestras decisiones sea cual sea el resultado final.